Algunas experiencias de Agricultura
ecológica en Canarias

 

Dentro de la serie de artículos que hemos dedicado en este número a la agricultura –especialmente a la ecológica– y al campo canario, unos de opinión y otros de índole más técnica, hemos creído esencial dedicar algunos a la parte práctica y mostrar diversas experiencias que se desarrollan en las islas.

 

En el número 4 de Rincones, en el artículo “Agricultura ecológica: ¿Cómo vender mis productos?”, mostrábamos dos interesantes modelos de producción ecológica pero nos centrábamos en el apartado de la comercialización. En este caso, son los propios agricultores, agricultoras y una veterinaria quienes escriben y nos cuentan en primera persona su trabajo, su compromiso con una agricultura y una ganadería que no consiste únicamente en no utilizar pesticidas y otros agroquímicos, sino que implica una verdadera filosofía de vida, coherente, ética, de respeto a la tierra, al paisaje, a la naturaleza, a los demás seres y a nosotros mismos. Como es lógico, no pueden estar todos aquí, aunque sí nos gustaría, y mucho, poder conocer y difundir todas las buenas experiencias que se están desarrollando en las islas, pues de cada una de ellas podríamos todos aprender muchas cosas. Un poco al azar y de forma bastante casual y aleatoria, hemos elegido a operadores que fuesen de diferentes islas y que al mismo tiempo trabajasen cultivos diferentes. Fe, voluntad, constancia, pasión... son ingredientes fundamentales y comunes a todos ellos para poder llevar a cabo cada una de estas iniciativas, pero, ¿no es esto la vida?, ¿no buscamos poder realizar y realizarnos en lo que realmente nos gusta y en lo que creemos?

 

Ya han pasado cinco años desde el número 2 de Rincones, en el que publicamos la “Encuesta a los operadores de la agricultura ecológica” (pág. 238;), que sigue igual de vigente pues desde entonces las cosas poco han cambiado ni, por desgracia, mejorado mucho. Los objetivos principales de la propuesta del plan estratégico que presentó el Foro Canario de Agricultura Ecológica siguen sin llevarse a cabo y las carencias y necesidades del sector siguen siendo las mismas. Releyendo otros artículos del mismo número en los que ya tratamos estos temas –“Los beneficios del consumo eco-lógico” (pág. 244;) y “Por una agricultura limpia y de calidad” (pág. 232;)–, nos parece que no han perdido su actualidad ni interés, por lo que aún recomendamos su lectura.

 

Seguimos echando en falta el asociacionismo, la necesidad de aunar esfuerzos, de crear una plataforma de productores ecológicos en la que también participen los consumidores –ágil, sin burocracia ni tediosas reuniones–, que se encargue de la difusión y distribución de los alimentos ecológicos y además represente y luche por las reivindicaciones del sector. Recientemente se ha creado una cooperativa agraria formada por operadores, la Cooperativa Agroecológica 7 Colmenas, a la que desde Rincones deseamos mucha energía y la mejor suerte.

 

 

En lo que se refiere a la administración, creemos necesario un mayor compromiso de ésta con lo que, le guste o no, va a ser el único camino posible para un futuro “sostenible”, inmersos como estamos en el cambio climático. La llamada “revolución verde” fue un auténtico fracaso, los resultados de la agricultura y la ganadería intensiva son bien conocidos: plagas, contaminación generalizada, maltrato animal, erosión, deforestación, más hambre en el planeta, empobrecimiento de las tierras, pérdida de la biodiversidad...

 

Las multinacionales agroindustriales monopolizan y esquilman los recursos del planeta y sólo buscan el máximo beneficio; la economía especulativa sólo genera caos y más crisis. Cuanto más tardemos en cambiar de modelo, más contaminaremos y haremos más inhabitable nuestro planeta. Recomendamos la lectura del artículo: Carne, agricultura, injusticia.

 

Una buena medida sería, además de destinar mayores recursos, observar y aprender de lo que se está haciendo en otros países y algunas comunidades autónomas, como Cataluña y Andalucía, impulsando el consumo local de productos ecológicos al mismo tiempo que se propicia que éstos lleguen a sectores de la población más sensibles a los problemas de salud, como en guarderías, centros escolares, hospitales y geriátricos. ¿Qué mejor inversión que en la salud de nuestros hijos? Seguro que a corto y medio plazo el ahorro en la sanidad será bastante sustancial.

 

Y por supuesto, es importantísimo el compromiso de nosotros, los consumidores. Comprando productos ecológicos apoyamos a la agricultura ecológica, que es realmente sostenible, no contamina, crea mano de obra y atrae especialmente a los jóvenes, apuesta por los productos locales, conserva el paisaje, la naturaleza, y además nos traerá mayor salud y calidad de vida.

 

 

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