Pedro Lezcano un poeta pante铆sta

Teresa Cancio Le贸n

Inspectora de Educaci贸n

 

En el panorama de la literatura canaria actual Pedro Lezcano aparece como un escritor clave, referencia obligada en el campo de la poes铆a, la narrativa y el teatro. Pero, adem谩s de esta triple vertiente literaria, Lezcano fue un hombre interesado por diversos temas: el dibujo, la impresi贸n de libros, el ajedrez, el submarinismo, la micolog铆a, la pol铆tica. Precisamente esa eterna curiosidad que mostr贸 por tantas cosas le desvi贸 de su tarea eminentemente literaria, impidi茅ndole a veces concentrarse, editar con m谩s asiduidad o frecuentar los c铆rculos espec铆ficamente relacionados con la literatura y la edici贸n. Su condici贸n de hombre de m煤ltiples aptitudes y de insaciable sed de conocimiento lo llevaron, en resumen, a mantener numerosas aficiones que lo distrajeron de su carrera literaria, que fue desigual y en ocasiones con muchos a帽os de inactividad editorial.

 

Si efectuamos un recorrido por su trayectoria vital podemos confirmar c贸mo en diferentes momentos de su existencia cultiv贸 una u otra afici贸n, se dej贸 arrebatar por inclinaciones y aventuras, a veces sustituyendo a las anteriores y a veces simultane谩ndolas, pero siempre destacando en todas ellas.

 

 

Pedro Lezcano naci贸 en Madrid en 1920. Su padre se hab铆a casado en primeras nupcias con una prima lejana, que muri贸 al nacer su primer hijo, Ricardo Lezcano. Contrajo segundo matrimonio con otra prima, la cual muri贸 tambi茅n en el parto al nacer Pedro. Los dos hermanos hu茅rfanos se criaron a cargo de una buena mujer que contrat贸 su padre, Julia, que fue la 煤nica referencia de ternura en su infancia, adem谩s de su abuela materna, Petra Grande, con la que el ni帽o viv铆a en per铆odos de vacaciones en Cabezamesada, un pueblecito de la Mancha toledana. Estudi贸 en una escuela p煤blica cercana a la Fuente del Berro, que por aquellos tiempos era todav铆a las afueras de Madrid. En realidad, no fue un buen alumno; prefer铆a no ir a clase y vagabundear por la estaci贸n de Atocha, viendo entrar y salir los trenes en medio de humo y neblina. No obstante, sus ausencias en la escuela eran compensadas por las clases que le impart铆a su hermano Ricardo. La estrecha uni贸n existente entre ambos siempre fue m谩s all谩 de la relaci贸n normal entre dos hermanos. La triste circunstancia de haber perdido a sus madres reforz贸 su afecto desde ni帽os y se prolongar铆a en su juventud y madurez, compartiendo proyectos e ideolog铆a. En aquellos d铆as de infancia naci贸 su afici贸n al dibujo. Dibujaba en cualquier papel que cayera en sus manos y le ofrec铆a a la maestra hermosos bocetos que luego ella bordaba. La afici贸n por el dibujo no abandonar铆a nunca a Lezcano.

 

Cuando su familia se instala en Las Palmas comienza sus estudios en el instituto P茅rez Gald贸s, donde obtuvo su primer premio literario escolar por el poema Canci贸n de Castilla, publicado en la revista del centro, Spes (1938). Con el importe del premio adquiri贸 una caja de acuarelas. Posteriormente ilustrar铆a 茅l mismo algunos de sus libros, como Romance del tiempo (1950) o el cuento El pescador (1968), este 煤ltimo con grabados en cinc. Siempre tuvo relaci贸n con pintores, como Mir贸 Mainou o Felo Monz贸n, y su relaci贸n con las artes pl谩sticas queda patente en diferentes conferencias o presentaciones a exposiciones pict贸ricas, como la dedicada a Antonio Padr贸n (1970).

 

 

No s贸lo el dibujo capt贸 la atenci贸n de Lezcano. Cuando su padre se traslad贸 a Barcelona comenz贸 a interesarse all铆 por el ajedrez. Frecuent贸 el Club Barcelona, donde le permit铆an entrar sin pagar la cuota, asombrados de su precocidad. Disput贸 partidas con adultos y comenz贸 a participar en torneos. No abandonar铆a nunca este intelectual deporte. A帽os m谩s tarde, en Las Palmas, fue elegido presidente de la Caja Insular de Ahorros Juan Marrero Portugu茅s, presidente del Club de Ajedrez, que comenz贸 a promocionar este deporte, financiando cursos, promoviendo torneos, concediendo subvenciones y publicando el librito de Lezcano Cartilla de ajedrez (1972), donde Pedro ense帽贸 a los escolares las reglas del juego, su historia, las jugadas m谩s famosas. Tambi茅n Lezcano fund贸 la revista Ajedrez 6000, que dirigi贸 durante cinco a帽os. Actualmente su hijo, Pedro Lezcano Ja茅n, contin煤a la trayectoria familiar en el campo del ajedrez.

 

 

Cronol贸gicamente es la poes铆a la que ocupa un lugar m谩s amplio y continuado en la vida de Lezcano. Como ya hemos dicho, gan贸 algunos premios por composiciones po茅ticas en sus a帽os de instituto. Posteriormente se traslad贸 a Madrid, donde sobrevivi贸 dando clases de matem谩ticas y residiendo en una miserable pensi贸n del extrarradio. Pero el bar de la Facultad de Filosof铆a, donde se matricul贸 en la especialidad de Filosof铆a Pura, le resarc铆a de sus amarguras, pues en 茅l se reun铆an estudiantes aficionados a la literatura y se organizaban lecturas po茅ticas cada semana. All铆 conoci贸 a Eugenio de Nora, a Carlos Bouso帽o y a Rafael Morales. Tambi茅n frecuent贸 la tertulia del Caf茅 Gij贸n, adonde acud铆an Fernando Fern谩n-G贸mez, Eusebio Garc铆a Luengo, Enrique Azcoaga. Otras veces pasaba las tardes en el Caf茅 Lisboa, cerca de la Puerta del Sol, donde se reun铆an intelectuales m谩s politizados. As铆 transcurrieron sus a帽os universitarios en Madrid, acudiendo a la facultad, reuni茅ndose en las tertulias literarias y trabajando como profesor particular de matem谩ticas. Para combatir el fr铆o acud铆a con Carmen Laforet, por aquel entonces novia de su hermano Ricardo, a la biblioteca del Ateneo de Madrid, que ten铆a calefacci贸n, para estudiar de manera m谩s confortable. All铆 escribi贸 Pedro su obra teatral Desconfianza (1945), mientras Carmen escrib铆a su novela Nada (1945). Fue un a帽o afortunado para ambos, pues Pedro obtuvo el Premio Nacional de Teatro del Ateneo y Carmen el Nadal de novela. Colabor贸 en varias revistas literarias, especialmente en Garcilaso, que, dirigida por Jos茅 Garc铆a Nieto, manten铆a una l铆nea l铆rica basada fundamentalmente en el clasicismo petrarquista, ce帽ida a los rigores del soneto cl谩sico, y en la publicaci贸n leonesa Espada帽a, dirigida por Eugenio de Nora y Victoriano Cr茅mer, que preconizaba una poes铆a desarraigada y realista. Por otra parte, sus amigos de Las Palmas no le olvidaban y le publicaron tres plaquettes: Cinco poemas (1944), Poes铆a (1945) y Romancero canario (1946).

 

 

Sus estudios de Filosof铆a no acababan de convencerle. Tuvo alg煤n enfrentamiento ideol贸gico con profesores de talante conservador y, aunque ten铆a aprobadas todas las asignaturas de la carrera, opt贸 por no presentarse al examen de grado preceptivo para la obtenci贸n del t铆tulo de licenciatura. Ya por entonces era novio de Carmen Ja茅n Teixid贸 y decidi贸 regresar a la isla de Gran Canaria para casarse y radicarse all铆. No quiso dedicarse a la docencia y prefiri贸 ser impresor. Su padre le regal贸 ceremoniosamente una minerva y una caja de tipos cl谩sicos y abri贸 un peque帽o taller de impresi贸n en la calle de Los Moriscos, esquina con Malteses, en una habitaci贸n trasera que le cedi贸 Sebasti谩n de la Nuez, que ten铆a all铆 su farmacia. En Valladolid, donde viv铆a el poeta de Telde Fernando Gonz谩lez 鈥揺n cuya revista Halc贸n tambi茅n colabor贸 Lezcano鈥, se public贸 Muriendo dos a dos (1947), su primer libro propiamente dicho, ya que sus publicaciones anteriores editadas en Las Palmas eran folletos que no alcanzaban las treinta p谩ginas. En el taller de la Imprenta Lezcano se imprimi贸 Antolog铆a cercada (1947), la primera muestra de la poes铆a social espa帽ola, que incluy贸 poemas de Pedro, Agust铆n y Jos茅 Mar铆a Millares, 脕ngel Johan y Ventura Doreste. La Imprenta Lezcano no s贸lo imprimi贸 las etiquetas multicolores que las casas exportadoras adher铆an a los guacales de tomates y algunos otros trabajos, sino que pronto se convirti贸 en una animada tertulia por la que pasaron muchos nombres de la cultura insular: los pintores Mir贸 Mainou, Antonio Padr贸n, Manolo Millares, Santiago Santana y Felo Monz贸n; el ensayista Ventura Doreste; los poetas Agust铆n y Jos茅 Mar铆a Millares... De all铆 salieron, sin pie de imprenta, octavillas de car谩cter pol铆tico en una 茅poca de r铆gida censura, produci茅ndose alguna visita de la polic铆a debido a su amistad con personas opositoras al r茅gimen franquista. All铆 se imprimieron colecciones po茅ticas, como Planas de poes铆a, Los dioscuros, El arca, Cuadernos de poes铆a y cr铆tica, Tamaragua, Alisios y otras. Trasladada al paseo de Tom谩s Morales y posteriormente a la calle 脕ngel Guimer谩, la Imprenta Lezcano fue un claro referente para la cultura canaria.

 

Desde que retorn贸 a las islas, el mar ha sido un tema constante en la vida de Lezcano. Al contraer matrimonio con Carmen Ja茅n se instal贸 cerca de la playa de Las Canteras. All铆 toda la familia estaba en contacto permanente con el mar. Comenz贸 a practicar submarinismo.Posteriormente lo practicar铆a en todas las islas, especialmente en Fuerteventura; en Aju铆 pesc贸 un escualo de casi cien kilos, que fue r茅cord de Espa帽a en su especialidad. Pedro no hizo el servicio militar debido a su miop铆a; por ella, a veces ten铆a dificultad para ver cuando se sumerg铆a. No obstante, su ingenio le llev贸 a construir unas gafas submarinas donde pod铆an encajarse las lentes, lo cual le permiti贸 disfrutar de las bellezas del fondo del mar. Un desconocido vio su invento y poco despu茅s lo patent贸 una popular marca de art铆culos deportivos. Paulatinamente, los riesgos de la pesca fueron sustituidos por la respetuosa admiraci贸n por las profundidades. Pasados los a帽os se sumergir铆a con botellas de ox铆geno, 煤nicamente para disfrutar de la contemplaci贸n de aquel mundo silencioso. Pasaba sus vacaciones preferentemente en Fuerteventura, toda tierra, luz y mar.

 

 

En 1956 fund贸 en Las Palmas el Teatro Insular de C谩mara, en uni贸n de su hermano Ricardo y un grupo de amigos. Comenzaron a representar piezas cl谩sicas y modernas en El Museo Canario, para lo cual Felo Monz贸n dise帽贸 la embocadura de un escenario. De all铆 pasaron al teatro P茅rez Gald贸s y a efectuar representaciones en varios pueblos de la isla. La vocaci贸n teatral de Pedro ven铆a de antiguo, de cuando gan贸 en Madrid el Premio Nacional de Teatro del Ateneo en 1945 por su drama Desconfianza. Escribe su obra La ruleta del sur (1956), que se represent贸 al aire libre en el patio del Pueblo Canario. Aparte de autor y director de la obra, Pedro fue tambi茅n actor, acompa帽ado de su mujer, Carmen Ja茅n, de Joaqu铆n Blanco, Pilar Alonso y otros amigos. El Teatro Insular de C谩mara se disolvi贸 en 1968, cuando Ricardo Lezcano, director del grupo, march贸 a vivir a Madrid, pero en sus doce a帽os de existencia fue una luz en el desierto cultural que era Canarias en aquellos a帽os. Pedro fue actor, director y dramaturgo en otras obras de esta compa帽铆a.

 

Pero no s贸lo la poes铆a y el teatro atraparon a Pedro. Su contribuci贸n al campo de la narraci贸n corta puede considerarse magn铆fica. Con su cuento El pescador (1964), que tambi茅n ilustr贸, como ya hemos dicho, con grabados sobre cinc, vuelve al mundo del mar y al mensaje social en la narraci贸n de la vida de este hombre, que abandona su pueblo de pescadores buscando mejorar y regresa al fin con ideas nuevas para ayudar a los vecinos. M谩s amplio es el muestrario que nos ofrece en Cuentos sin geograf铆a (1968), ilustrado esta vez por Antonio Padr贸n, donde incluye cuentos que podemos clasificar en tres grupos: los que desmitifican convenciones sociales, los que nos muestran la rebeli贸n del hombre frente a fuerzas superiores y los que delatan situaciones sociales injustas. Posteriormente public贸 Diario de una mosca; La rebeli贸n de los vegetales (1994), donde recoge un cuento in茅dito e incluye otro que ya hab铆a dado a conocer en Cuentos sin geograf铆a con el t铆tulo de 鈥淢anifiesto vegetalista鈥.

 

 

Otra de las aficiones de Pedro Lezcano fue la micolog铆a. Con motivo de la memoria de licenciatura de una de sus hijas, comenz贸 a adquirir libros de micolog铆a en franc茅s y en italiano para traduc铆rselos, convirti茅ndose en un experto en setas. Tras la lluvia sal铆a de excursi贸n a los montes de Gran Canaria, recogiendo gran variedad de hongos. Particip贸 en varios congresos de gastronom铆a, sostuvo correspondencia con bot谩nicos de esa especialidad y escribi贸 art铆culos sobre el tema, como 鈥淗ongos superiores de Gran Canaria鈥, publicado en la Revista de farmacia.

 

 

A pesar de que la polic铆a secreta inspeccion贸 varias veces la Imprenta Lezcano por sospechar que all铆 se hab铆an impreso octavillas antifranquistas y por las ideas izquierdistas de muchos de los artistas que la frecuentaban, lo cierto es que Lezcano no estaba entonces afiliado a ning煤n partido pol铆tico. Era conocida su amistad con Agust铆n y Jos茅 Mar铆a Millares, as铆 como con Germ谩n P铆rez, responsable del Partido Comunista en la clandestinidad; pero la actividad pol铆tica repugn贸 siempre a su esp铆ritu 谩crata. No obstante, a ra铆z del fracasado golpe de estado del 23 de febrero de 1981 cambi贸 de parecer, pues entendi贸 que era una gran responsabilidad de los dem贸cratas participar y luchar por las libertades c铆vicas. Unos amigos le propusieron que figurase su nombre en las listas de la coalici贸n Uni贸n del Pueblo Canario (UPC), sin compromiso de filiaci贸n por su parte. En virtud de esta candidatura ocup贸 el cargo de consejero en el Cabildo de Gran Canaria. Posteriormente, de 1987 a 1991, fue diputado en el Parlamento de Canarias, donde presidi贸 la comisi贸n de educaci贸n. De nuevo volvi贸 al cabildo, del que fue presidente durante una legislatura y, al finalizar 茅sta, ocup贸 el cargo de consejero de Medio Ambiente durante otros cuatro a帽os. Como vemos, en sus tareas pol铆ticas se decant贸 preferentemente por los temas relacionados con la educaci贸n y la conservaci贸n de la naturaleza. En su discurso en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, al ser nombrado doctor honoris causa, pronunci贸 dur铆simas palabras contra la actividad pol铆tica.

 

 

Los animales fueron otra de sus pasiones. Su comuni贸n con los seres vivos era entendida por 茅l como un lazo que nos un铆a a ellos, compa帽eros en nuestro tr谩nsito por el mundo. Recuerdo a su mono Manolito en el taller de la calle 脕ngel Guimer谩, tir谩ndole chupa-chups a los visitantes, con tanta fuerza como punter铆a, as铆 como a su viejo perro Pancho, al que dedic贸 Eleg铆a a mi perro y a m铆. Sus intenciones de convertirse en granjero fueron olvidadas cuando tuvo la oportunidad de visitar granjas industriales, donde contempl贸 el trato cruel e inaceptable que recib铆an los animales.

 

Pedro Lezcano ilustr贸, como ya hemos dicho, su Romance del tiempo (1950), que puede considerarse como una s铆ntesis de sus m煤ltiples aficiones, pues no s贸lo fue el poeta, sino tambi茅n el fil贸sofo, el ilustrador, el impresor y el editor del mismo. Su obra m谩s madura ser谩 Consejo de paz (1965), donde recoge toda su mejor poes铆a y que act煤a como un muestrario de su po茅tica total, que es una profunda reflexi贸n sobre el mundo y los hombres. Si su librito Romances (1977) debe considerarse una recopilaci贸n de sus romances ya incluidos en otros de sus libros 鈥搒贸lo incluye uno in茅dito hasta ese momento鈥, la trayectoria de Lezcano nos muestra inicialmente a un poeta cl谩sico y amoroso, garcilasista y plat贸nico, rigurosamente ortodoxo en la forma de sus poemas, especialmente el soneto, para dar paso a una voz social y profunda, a veces populista, cercano a la realidad social, expresada en romances, para llegar a una po茅tica amplia, fraterna, universal y pante铆sta, utilizando magistralmente la silva arromanzada como veh铆culo expresivo y como conjunci贸n de la poes铆a popular (el romance) y la culta (el soneto). Siempre fue Lezcano un poeta m茅trico, pues nunca particip贸 del versolibrismo.

 

 

La Tierra, como planeta que merece nuestro amor y cuidado, es entendida por Lezcano en una cu谩druple dimensi贸n: como g茅nero humano, que deriva del barro original; como paisaje y entorno vital del hombre; como mujer, que enra铆za al hombre; y como oposici贸n tr谩gica al cielo, nunca alcanzado. Para 茅l, la tierra es nuestra cuna y nuestra sepultura naturales. Nuestro nacimiento en el barro, nuestra pr铆stina imperfecci贸n, marca la eterna dependencia del hombre de la tierra 鈥Escultor de barro鈥. Otras veces la tierra se identifica con la mujer, por sus comunes notas de pasividad y fertilidad 鈥Tierra o mujer鈥. Otro amplio grupo de poemas se refieren a la tierra como paisaje. Si a veces canta el paisaje canario 鈥Endecha de las dos islas, donde contrapone el verdor de Tenerife con la luminosidad ocre de Fuerteventura鈥, otros poemas son la vehemente manifestaci贸n de su deseo de regresar al estado natural en que el hombre viv铆a en plena naturaleza 鈥Poema del llanto verde, que se abre muy significativamente con buc贸licas palabras de Virgilio, o Retorno鈥. Progresivamente, el deseo de reencontrar la feliz Arcadia se va transformando en la b煤squeda de Utop铆a. La naturaleza nos ha sido dada, regalada, pero los hombres debemos amarla y cuidarla, alcanzando la verdadera felicidad cuando logremos la paz, que nos permitir谩 identificarnos con todo lo existente, con la madre naturaleza. Es decir, que si hemos recibido graciosamente y de forma pasiva ese don, debemos conservarlo y construirlo activamente. No olvidemos que Utop铆a en la historia del pensamiento se ha identificado siempre con una isla.

 

 

Poema del llanto verde

 

Flumina amem silvasque inglorius.

Virgilio

 

I

Habr铆a de verse el agua de las pe帽as

cantar alborozada,

hacerse todo rosas el espino

y danzar la hojarasca.

Ver c贸mo en lecho verde nac铆a el hombre,

y aprend铆a a re铆r con la ma帽ana,

c贸mo la fronda le ense帽aba, dulce,

las primeras palabras,

c贸mo enjugaba el c茅firo

el amanecer tibio de sus l谩grimas,

c贸mo del bosque a sus primeros pasos

aplaud铆an la alas.

No ya s贸lo caricias, que la mano

del buen amor

no es siempre suave y blanda:

completaban al hombre

las inclementes asperezas sabias.

Lleno de sol su cuerpo,

plena de luz su alma.

Por sus pupilas 鈥搗erdes de reflejos鈥

las selvas desfilaban.

 

II

Aquella vez el llanto fue roc铆o

del cuarzo duro y la corola blanda.

Por una senda abierta al horizonte

el hombre caminaba.

Atr谩s, su cuna verde.

Atr谩s su verde haya.

Sordo a los llantos y

ciego a las l谩grimas.

Por retenerle, el c茅sped se hac铆a mano,

y el aire se hac铆a garra;

y la voz de las aguas se hac铆a s煤plica;

y los trinos, llamada.

Despreciando las manos extendidas

y el abrazo de amor de las lianas

鈥搒oberbio鈥 el hombre camin贸 adelante:

del todo hacia la nada.

 

III

隆Cu谩nto gemido a煤n, desde la madre

en su helado destierro de madrastra!

Esa humedad de llanto que nos deja

su mensajera brisa perfumada;

esa olvidada lengua de las aves;

esa flor de sal贸n guillotinada;

esa queja del tronco que se abate;

ese doliente desgajar de rama;

esa pupila de animal esclavo;

ese impotente aletear de jaula...

驴No hablan de madre que sufriendo besa?

驴No hablan de madre que muriendo llama?

 

IV

Verde madre. Verde alma. Verde muerte.

Verde esperanza.

Una sonrisa que perdona

鈥搖na sonrisa sumergida en l谩grimas鈥

nos dice de su amor

y nos aguarda.

(Cinco poemas, 1944)

Eleg铆a a mi perro y a mi

Los perros mueren antes que los hombres.

驴Por qu茅? Le preguntaba.

脡l quer铆a dec铆rmelo,

pero ten铆a el alma amordazada.

Sobre mi sombra negra

era mi sombra blanca.

Sus dedos, grises como

guijarros blandos, daban

a sus pisadas breve

tenuidad de hojarasca.

脷ltimamente, me asustaba el sue帽o

de mi perro. Ni insectos ni pisadas

le cortaban el sue帽o.

Y le llamaba.

Entreabr铆a sus p谩rpados, pesados

ya como l谩pidas,

y mostraba sus ojos exhaustos de preguntas

a la mano en caricia o a la tralla.

Cu谩nto fr铆o de arcano en la pregunta

de su hocico en mi carne descuidada.

(Era el escalofr铆o de no tener respuesta

ni para dar a un perro, sobre nada).

Qu茅 salto cruel el suyo

desde la viva gracia

hasta la pestilencia de la muerte

inmunda 鈥損erro muerto鈥 ya en palabra.

Y qu茅 abdicaci贸n m铆a.

Desde el trono en pupila que so帽aba

sangre de Dios mi deleznable lodo,

retorno al fin a mi insignificancia.

Yo era apenas el sue帽o de mi perro

鈥損erro sin amo ya鈥. Y amo de nada.

(Poes铆a, 1945)

 

Oda a Fuerteventura

驴Para qui茅n se desnuda tanta tierra

ardorosa y pasiva?

Horizontes de senos acostados,

caderas desce帽idas...

驴Qu茅 amante secular tarda y desde帽a

tan vasto amor, amante tan propicia?

Una hoja de vid, cl谩sicamente,

cubre su virgen desnudez antigua.

Y acaso la palmera surtidora

y el tarajal ceniza

y el palio de alg煤n ave, so帽adora

de trigales, que emigra.

Sobre su cuerpo su茅帽ase la rosa

y reside la espina.

Fuerteventura: tierra.

Ed茅n para morir, tumba infinita.

Sabe a tierra mi boca si te nombro.

Todo enterrado alienta y agoniza.

El agua en pozos duerme sin arrullo.

La vid en hoyos crece y fructifica.

Y el hombre amasa en tierra, siempre en tierra,

su casa y su sonrisa.

隆Esperar y llorar, Fuerteventura!

A los ojos no llegan las sequ铆as.

Tus mujeres sentadas,

tus lentos hombres lloran a la orilla,

con sus camellos de perfil de monte

y sus fincas tendidas...

Aran despacio el mar tus pescadores

鈥損ara vivir, para morir, no hay prisa鈥.

Siembran un pez peque帽o en hondo surco

que el mar b铆blicamente multiplica.

Toda Fuerteventura aguarda en llanto,

cuerpo a tierra, enterrada y siempre viva,

yacente al sol, desnuda y meditando

en su resurrecci贸n o en su agon铆a.

Fuerteventura: Dios lanz贸 un pu帽ado

de tierra en una tumba sumergida.

(Mujeres en la isla, n潞 42, 1958)

 

Recuerdo de tres
mujeres saharuis

Esmula, Keltum, Suelma: tres mujeres

de la cercana y entra帽able 脕frica.

Cada vez que recorren los caminos

de polvo sus sandalias,

despiertan una nube voladora

que llega hasta Canarias:

siroco isle帽o, hermano

rojo polen de 脕frica.

Vuestra tierra es la nuestra; la llevamos

en el pelo, en las u帽as, en el alma...

Hoy los sirocos llegan mensajeros

del amargo destierro y de las l谩grimas.

Yo pens茅 este poema

cuando estuve en el S谩hara

y vi que las mujeres

tambi茅n sab铆an disparar las armas:

鈥淐uando perece un hombre

se ha quebrado una espada;

si muere una mujer

muere el yunque y la fragua.

El hombre es hoy y ayer,

la mujer es ma帽ana.

Que ella vierta su sangre

sobre el sagrado S谩hara

cuando alumbra una vida,

nunca cuando se apaga鈥.

(Biograf铆a po茅tica, 1986)

 


  

Eleg铆a a mi perro y a mi

Los perros mueren antes que los hombres.

驴Por qu茅? Le preguntaba.

脡l quer铆a dec铆rmelo,

pero ten铆a el alma amordazada.

Sobre mi sombra negra

era mi sombra blanca.

Sus dedos, grises como

guijarros blandos, daban

a sus pisadas breve

tenuidad de hojarasca.

脷ltimamente, me asustaba el sue帽o

de mi perro. Ni insectos ni pisadas

le cortaban el sue帽o.

Y le llamaba.

Entreabr铆a sus p谩rpados, pesados

ya como l谩pidas,

y mostraba sus ojos exhaustos de preguntas

a la mano en caricia o a la tralla.

Cu谩nto fr铆o de arcano en la pregunta

de su hocico en mi carne descuidada.

(Era el escalofr铆o de no tener respuesta

ni para dar a un perro, sobre nada).

Qu茅 salto cruel el suyo

desde la viva gracia

hasta la pestilencia de la muerte

inmunda 鈥損erro muerto鈥 ya en palabra.

Y qu茅 abdicaci贸n m铆a.

Desde el trono en pupila que so帽aba

sangre de Dios mi deleznable lodo,

retorno al fin a mi insignificancia.

Yo era apenas el sue帽o de mi perro

鈥損erro sin amo ya鈥. Y amo de nada.

(Poes铆a, 1945)

 

Playa

Alfombrada de senos por la brisa,

fue, como toda tierra, destinada

a ser urna de carne desechada,

molde eterno de todo quien la pisa.

Dulcificada por la mano lisa

de espuma y sal, desnaturalizada,

ya esta tierra del mar, tibia y dorada,

abonada de sol, florece en risa.

Dejo el retiro gris de libro y pluma,

trocando por alegre pagan铆a

este dolor abstracto que me abruma.

隆Hay tantos sue帽os a la luz del d铆a,

en esta tierra que amans贸 la espuma,

que no ha so帽ado nadie todav铆a...!

(Muriendo dos a dos, 1947)

 

Retorno

En un principio el hombre era ra铆z sin prisa

y a la humedad oscura de un universo a tientas

un presagio de flores o de dioses llegaba.

Gusanos mensajeros de luz le traduc铆an

el mito de las aves y el vuelo de los 谩ngeles...

Qu茅 nostalgia de valle

de horizontes iguales dulcemente aprendidos,

con el sol y la sombra desposados en una

anticipada tarde silenciosa y amiga.

Los hombres y las cosas se hab铆an dicho todo.

Bastaba una vez sola para vivir la vida.

Los ojos se cerraban de mirar fatigados

y la carne se hac铆a paisaje mansamente,

como flor que dormida despertara simiente.

Bastaba una vez sola. Pero el hombre sencillo

remont贸 la colina y ote贸 el oc茅ano.

Y preguntas en r谩faga le azotaron el rostro.

Vedlo temblar de espanto al auspicio del sue帽o,

pisar con reciedumbre la arena de los mares

buscando un indeleble testigo de su paso.

Vedlo gritar al eco su nombre por o铆rse

llamar de las monta帽as, acaso un poco eternas.

(Nombres, nombres que fueron de los egregios hombres,

ya ni aun de la boca que los dice son nombres).

Vedlo escalar el cielo por columnas de viento,

como las hojas secas en vendaval de p谩nico.

Y al final desplomarse, dilatados los ojos

fam茅licos de soles y de siglos perdidos...

Yo rezo con la lluvia por el retorno al valle,

cuyo perfil ten铆a rostro de compa帽ero.

A la senda sabida y a conocidos trinos

donde el 驴por qu茅? del ni帽o no aterraba a los hombres.

Al orbe reducido de las cosas tocadas,

la flor, el monte, el r铆o... y la flor otra vez.

Con un amor tranquilo sin interrogaciones,

que transformara en beso la muerte dos a dos.

Y un pino, un arrogante pino, que me legara

mi sombra, mi cayado, mi mesa y mi ata煤d.

(Muriendo dos a dos, 1947)

 

Endecha de las dos islas

(Tenerife, Fuerteventura)

Mi tierra verde,

tu tierra parda.

Mi tierra erguida,

tu tierra echada.

Mi tierra grita,

tu tierra calla.

Mi tierra vive,

la tuya aguarda.

Sue帽o tus llanos,

t煤 mis monta帽as,

Yo en tu sombrera

con anchas alas.

鈥揟e quiero, hermano.

鈥揟e quiero, hermana;

deja tus suertes,

deja tus gavias.

Fuerteventura,

隆fuerte desgracia

que no vivamos

la misma casa,

puerta con puerta,

cama con cama,

sue帽o con sue帽o,

maga con maga!

Mi agua es dulce,

la tuya amarga;

m铆a la rosa,

tuya la aulaga.

Yo la fatiga.

T煤 la esperanza.

(El puntal, n潞 1, 1980)

 

Oda a la muchacha de la paz

Yo vi mi luz primera en unos ojos

serenos de muchacha.

Y si nacer es ver la luz primera,

mujer, t煤 eres mi patria.

Aprend铆 desde entonces

que mi patria era hembra y era ancha

y que en su vientre, henchido de futuro,

estaba la esperanza.

Cuando digo mujer digo sus hijos

y digo el agua clara que los ba帽a

y digo el horizonte al que se asoma

cuando espera mi vuelta en la ventana.

Cuando digo mujer digo mujeres

en todas las ventanas asomadas

sobre las anchas tierras

que junto al hombre labran...

Dulce muchacha Am茅rica,

dulce se帽ora 脕frica,

dulce mujer Europa,

dulce novia Canarias.

Mi patria es cualquier sitio

donde la paz se asoma a la ventana.

Y no donde los hombres y los buitres

viven de la carro帽a y la guada帽a,

donde los carniceros de la guerra

venden a bajo precio las entra帽as.

隆Hay que matar la muerte,

ganar a la violencia la batalla!

Por la muchacha universal que espera:

su coraz贸n es un tambor que llama.

Compatriotas de la paz, un谩monos,

en el himno de amor de su palabra,

bajo el mando estrellado de sus ojos,

tras la bandera limpia de su falda...

(Biograf铆a po茅tica, 1986)

 

La rebeli贸n de los vegetales

Vime ante un gigantesco cipr茅s de sobria apostura, majestuoso y triste. De su masa verdinegra trascend铆a quietud y confianza. Me sent铆 m谩s tranquilo.

鈥揝i茅ntate, hijo m铆o 鈥揹ijo dulcemente el con铆fero.

Y me hizo una caricia. 隆Qu茅 ternura herb谩cea, le帽osa, filamentosa, me recorri贸 la m茅dula espinal! Me sent铆 una 铆nfima cosa junto al inmenso ser vegetal. Quise saber y pude preguntar con la naturalidad que se pregunta a un abuelo.

鈥撀縀s verdad todo esto, se帽or cipr茅s? 驴Estoy dormido o loco de remate? 驴Una rebeli贸n de los vegetales? 隆Pero si hemos vivido arm贸nicamente!... 驴Es cierto que esa pobre gente ha sido asesinada para abonar un 谩rbol?

El cipr茅s deb铆a ser un vegetal viej铆simo. Estaba flaco y agobiado por el peso de todo el mu茅rdago que cargaba. Suspir贸 largamente conmoviendo nidos, y respondi贸 con voz pausada, como se habla a un ni帽o:

鈥揌ijo m铆o, cu谩ntos 谩rboles han sido asesinados para abonar seres humanos... Eso es peor 驴no te parece? Porque evidentemente un 谩rbol es mucho mayor, m谩s hermoso y longevo que un hombre...

(鈥淢anifiesto vegetalista鈥

En: Cuentos sin geograf铆a y otras narraciones, 1968)

 

a) Poes铆a

- Cinco poemas. Las Palmas de Gran Canaria: J.M. Trujillo, 1944. 15 p. (Colecci贸n para treinta bibli贸filos; 8).

- Consejo de paz. Las Palmas de Gran Canaria: Imprenta Lezcano, 1965. 87 p. (Tamaragua; 2).

- La maleta. C贸mic de Manuel Cardona Sosa sobre el poema de Pedro Lezcano. Las Palmas de Gran Canaria: Imprenta Lezcano, 1993. 35 p.

- Muriendo dos a dos. Valladolid: Librer铆a Santar茅n, 1947. 87 p. (Halc贸n: colecci贸n de poes铆a; 8).

- 鈥淐r贸nica de mi muerte鈥. En: Homenaje a Alfonso de Armas Ayala. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria, 2000, tomo I, pp. 299-300.

- Poes铆a. Las Palmas de Gran Canaria: J.M. Trujillo, 1945. 16 p. (Colecci贸n para treinta bibli贸filos; 10 bis).

- Poes铆a canaria viva. [Grabaci贸n sonora en disco compacto]. Gran Canaria: Gofio Records, 2006. Incluye los poemas Romance de la verdad y de la mentira, Anciana y Poema a la espalda.

- Romance de la paz condenada; El pescador. Canarias: Consejer铆a de Educaci贸n, Cultura y Deportes, 2003. 23 p.

- Romance del tiempo. Con dibujos del autor. Las Palmas de Gran Canaria: [s.n.], 1950. 27 p. (El Arca; 4).

- Romancero canario. Las Palmas de Gran Canaria: [s.n.], 1946. 87 p. (Cuadernos de poes铆a y cr铆tica; 5).

- Romances. Madrid: Taller de ediciones J.B., 1977. 30 p. (Paloma Atl谩ntica Poes铆a; Biblioteca Popular Canaria).

 

b) Teatro

- Desconfianza. Gran Canaria; Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 2004. 60 p. (Obras completas. Teatro).

- La ruleta del sur. Poema escenificado estrenado en Las Palmas de Gran Canaria en el recinto del Pueblo Canario, 1956. Su texto se incluy贸 posteriormente en Biograf铆a po茅tica (1986).

 

c) Narraci贸n

- Cuentos. Estudio de Teresa Cancio Le贸n. Santa Cruz de Tenerife: Interseptem, 2003. 95 p. (A toda vela. Cuento; 5).

- Cuentos sin geograf铆a y otras narraciones. Ilustraciones de Antonio Padr贸n. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario, 1968. 141 p. (San Borond贸n. Narraci贸n; 1).

- Diario de una mosca; La rebeli贸n de los vegetales. Pr贸logo, Luis Cobiella Cuevas; ilustraciones, Alberto Manrique. Canarias: Viceconsejer铆a de Cultura y Deportes, 1994. 101 p.

- El pescador (cuento). Con tres grabados manuales sobre cinc del autor. Las Palmas de Gran Canaria: Tagoro, 1964. 26 p. (Narraci贸n y ensayo; 6). Este cuento ser铆a reeditado junto con el poema Romance de la paz condenada (2003).

- Tres hermanos con mucho cuento. Francisco Lezcano, Pedro Lezcano, Miguel Lezcano. Canarias: Puentepalo, 2003. 214 p. (El rinoceronte de Durero). Incluye seis cuentos de Pedro Lezcano.

 

d) Prosa

- 鈥淎gust铆n Millares Sall: Poema de la creaci贸n鈥. Revista de historia, n潞 93-94 (La Laguna, 1951), p. 138.

- 鈥淐arta a Gregorio Salvador Caja鈥. En: Cuatro conferencias de tema canario. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1977, p. 125.

- 鈥淐arta abierta a Fernando Ram铆rez鈥. Diario de Las Palmas / Cartel de las letras y las artes (Las Palmas de Gran Canaria, 24 de marzo de 1966), p. 16.

- Cartas a Ricardo de su hermano Pedro (1940-2002): una autobiograf铆a involuntaria. Las Palmas de Gran Canaria: Anroart, 2006. 426 p.

- Cartilla de ajedrez: lecciones elementales. Las Palmas de Gran Canaria: Imprenta Lezcano, 1970. 67 p.

- Cartilla de ajedrez (quince lecciones elementales). Las Palmas de Gran Canaria: Caja Insular de Ahorros, 1982. 44 p.

- 鈥淟a chabola鈥. Diario de Las Palmas / Cartel de las letras y las artes (Las Palmas de Gran Canaria, 8 de noviembre de 1967), p. 8.

- 鈥淐harla de tema obligado: el escritor y su obra鈥. Conferencia le铆da en varios centros de ense帽anza de Las Palmas, 1982.

- Definici贸n esencial y comunicaci贸n en la poes铆a: lecci贸n inaugural del curso acad茅mico1996-97. 2陋 ed. Las Palmas de Gran Canaria: Universidad Nacional de Educaci贸n a Distancia. Centro Asociado de Las Palmas, 1999. 26 p.

- 鈥淯na edici贸n privada鈥. Falange (Las Palmas de Gran Canaria, 27 de enero de 1946), p 6.

- 鈥淓stela de un buen hombre鈥. En: Socorro, Gustavo. El Corredera: aquel fugitivo de leyenda. Canarias: [s.n.], 1999, pp. 521-543.

- 鈥淓xposici贸n de Garc铆a Panadero en la galer铆a Wiot鈥. La provincia (Las Palmas de Gran Canaria, 18 de marzo de 1950).

- 鈥淓xposiciones: Juan Ismael鈥. Palestra (Las Palmas de Gran Canaria, 15 de diciembre de 1947).

-鈥淓l grito en el cielo, poema de Agust铆n Millares鈥. El Museo Canario, n潞 21-22 (Las Palmas de Gran Canaria, enero-junio 1947), pp. 115-116.

- 鈥淗ongos superiores en Gran Canaria鈥. Revista de farmacia, n潞 9-10 (Las Palmas de Gran Canaria, pp. 11-12.

- 鈥淚ntroducci贸n鈥. En: Antonio Padr贸n [Exposici贸n antol贸gica]. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario, 1970. Reproducido en Diario de las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria, 13 de mayo de 1970), p. 15.

- 鈥淚ntroducci贸n鈥. En: Miranda Miralles, Isidro. Oscura piel. Las Palmas de Gran Canaria: Imprenta Lezcano, 1970, pp. 5-9.

- 鈥淚nvitados al sol (viaje al Sahara, cura de vanidades)鈥. Bolet铆n de la Asociaci贸n de Amigos del Sahara, n潞 2 (Las Palmas de Gran Canaria, 1981), pp. 6-7.

- 鈥淟uis Cobiella Cuevas: Versos sin paisaje鈥. Revista de historia, n潞 93-94 (La Laguna, 1951), p. 137.

- 鈥淟a m谩quina de Dios鈥 (primera y segunda partes). Diario de Las Palmas / Cartel de las letras y las artes (Las Palmas de Gran Canaria, 9 de octubre de 1965), p. 11; (16 de octubre de 1965, p谩gina 11.

- Mis islas y los d铆as. Gran Canaria; Tenerife: Centro de la Cultura Popular Canaria, 2003. 226 p.

- Palabra y signo. Islas Canarias: Academia Canaria de la Lengua, 2001. 35 p.

- 鈥淧alabras preliminares鈥. En: Lezcano, Pedro. Cuentos sin geograf铆a y otras narraciones. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario, 1968.

- 鈥淧lanas de poes铆a鈥. Revista de historia, n潞 92 (La Laguna, 1950), pp. 425-431.

- 鈥淧o茅tica鈥. Fablas, n潞 67 (Las Palmas de Gran Canaria, julio 1976), p. 2.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Doreste, V铆ctor. Once sonetos, de V铆ctor Doreste. Las Palmas de Gran Canaria: Imprenta Lezcano, 1949.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Garc铆a de Vegueta, Luis. Nuestra ciudad. Las Palmas de Gran Canaria: Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1988, pp. 5-8.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Gonz谩lez Sosa, Manuel. Sonetos andariegos. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario, 1967.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Lezcano, Ricardo. Historia del Teatro Insular de C谩mara del Museo Canario (1956-1968). Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular de Gran Canaria, 1996.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Lezcano, Ricardo. El siglo de las sombras. Madrid: Helios, 1970.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Nuez, Sebasti谩n de la. La zarza ardiendo. Las Palmas de Gran Canaria, 1949.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Pinto Trujillo, Carlos Eduardo. Desde el silencio. Las Palmas de Gran Canaria: El Museo Canario, 1967.

- 鈥淧r贸logo鈥. En: Tarajano, Francisco. Ocho islas y... Las Palmas de Gran Canaria: Francisco Tarajano, 1982.

- 鈥淧r贸logo a un recital po茅tico鈥. Diario de Las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria, 24 de enero de 1968), p. 24.

- 鈥淯n programa econ贸mico para Canarias鈥. Informaciones (Madrid, 7 de marzo de 1978).

- 鈥淟as setas en Gran Canaria鈥. El puntal, n潞 17 (Las Palmas de Gran Canaria, febrero 1981), pp. 23-26.

- 鈥淪obre la poes铆a social y la del alhel铆鈥. Diario de Las Palmas / Cartel de las letras y las artes (Las Palmas de Gran Canaria, 23 de septiembre de 1963), p. 10.

- 鈥溍歭tima contestaci贸n innecesaria a Felipe Baeza鈥. Diario de Las Palmas / Cartel de las letras y las artes (Las Palmas de Gran Canaria, 14 de diciembre de 1966), p. 6.

- 鈥淰isita a la Atalaya de Gran Canaria鈥. En: Tradiciones populares. I. Palabras y cosas: colecci贸n de ensayos y notas de folklore canario. La Laguna de Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1944, pp. 171-184.

 

 

e) Antolog铆as

- Antolog铆a cercada. Las Palmas de Gran Canaria [s.n.], 1974, pp. 15-20.

- Antolog铆a de Pedro Lezcano en su propia voz. [Grabaci贸n sonora en cinta magn茅tica]. Tenerife; Gran Canaria: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1990. Reeditado en 1995 como disco de 33 r.p.m. y en 1999 como disco compacto.

- Biograf铆a po茅tica. Telde, etc.: Centro de Cultura Popular Canaria, 1986. 254 p.

- Obra escogida. Las Palmas de Gran Canaria: Centro de la Cultura Popular Canaria, 1997. 277 p.

- Paloma o herramienta (antolog铆a). Edici贸n de Teresa Cancio. Canarias: Viceconsejer铆a de Cultura y Deportes, 1988. 214 p. (Biblioteca b谩sica canaria; 34).

- Poemas. Selecci贸n y estudio de Nicol谩s Guerra Aguiar. Santa Cruz de Tenerife: Interseptem, 2003. 84 p. (A toda vela. Poes铆a; 3).

 

 

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