Rincones del Atlántico



Criar Pinzón Azul
para repoblar los pinares de Gran Canaria


Pascual Calabuig Miranda y Víctor Montelongo Parada
Fotos: Pascual Calabuig y Joachim Hellmich
Consejería de Medio Ambiente y Aguas
Cabildo de Gran Canaria


El pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla teydea polatzeki) es una joya ornitológica que se encuentra distribuida en la actualidad en un único pinar de esta isla, la Reserva de Inagua, Ojeda y Pajonales.

En Tenerife, la otra subespecie, F. t. teydea, parece gozar de una buena densidad de ejemplares en el amplísimo pinar de la Corona Forestal de esa isla. Sin embargo en Gran Canaria el pinzón azul presenta un alto grado de amenaza con la población muy reducida y localizada. Al parecer, apenas hay unos 150 ejemplares en las 3.700 hectáreas de la Reserva de Inagua.

Hasta la fecha, y a pesar de los dilatados esfuerzos realizados por los anteriores gestores del Plan de Conservación, con la ayuda de sendos Proyectos LIFE de la Unión Europea, se desconocen aspectos fundamentales que deben verificarse para afrontar con eficacia el proyecto de conservación de nuestro pinzón azul.

En abril de 2005 se aprueba el Plan de Recuperación del Pinzón Azul de Gran Canaria (Decreto 57/2005, BOC 05/05/2005). El Cabildo asume la responsabilidad de ejecutar las acciones previstas en el mismo y, acorde con las estipulaciones del plan, se crean tres grandes líneas de trabajo para intentar sacar a nuestro pinzón azul del grave peligro de extinción que le amenaza:
  1. Investigaciones de campo para estudiar la especie y su hábitat y aplicar ese conocimiento a la gestión.
  2. Gestión del hábitat.
  3. Cría en cautividad.


En cuanto a las investigaciones de campo, se ha creado un equipo de trabajo compuesto hasta ahora por tres ornitólogos. Liderado por el veterano Joachim Hellmich, en la temporada 2006 este equipo ha realizado un total de 216 jornadas completas en la Reserva de Inagua. Para ello el equipo vive al lado de la reserva, en la Casa Forestal de Pajonales. De esos trabajos empiezan a obtenerse resultados esperanzadores para conocer y comprender la realidad de la situación del pinzón azul en dicho pinar.

De las tareas de gestión del hábitat hasta ahora podemos decir que el Cabildo de Gran Canaria adquirió el pasado año 133 hectáreas de la finca “Vigaroy”, y quedan pendientes otras 300 para el próximo ejercicio anual. En la actualidad la finca, anexa a la Reserva de Inagua por el noroeste, se reforesta con pinar, acebuches, almácigos, sabinas y árboles frutales, de cara a la creación de pasillos arbolados que interconecten el pinar de Tamadaba con el de Inagua.

La captura de una treintena de gatos cimarrones en la reserva y la rehabilitación de un centenar de las antiguas fuentes allí existentes, y que habían quedado aterradas, constituyen algunas de las tareas de gestión del medio que se han realizado en 2006 y que favorecen de manera directa al pinzón azul.

La cría en cautividad del pinzón azul de Gran Canaria

Durante todo un decenio se había intentado reproducir el pinzón azul. Por variadas razones todos los intentos habían fracasado, en mayor o menor medida. Para nosotros constituye un reto no fallar en este aspecto tan importante del Plan de Recuperación. Del éxito en la cría dependen actuaciones clave, como la creación de nuevas poblaciones, separadas de la actual, que disminuyan los riesgos inherentes a una sola localización.

Por esa razón, ya en la fase previa a la aprobación del Plan de Recuperación se insistió desde nuestro cabildo en que se incluyeran estrategias innovadoras que superaran a las que, tras reiterados intentos, se habían demostrado poco eficaces.

Nuestra apuesta, finalmente aprobada, consiste en la utilización de amas de cría de la subespecie de pinzón azul de Tenerife para el trabajo de incubación de huevos y cría de los pollos. Éstos serían producidos por las parejas de Gran Canaria, tanto las cautivas, en el Centro de Cría, como algunas silvestres del pinar de Inagua a las que se les colectarían los huevos. Se verían por tanto forzadas a realizar puestas de reposición, para lo que están fisiológicamente adaptadas de manera natural. Así pues, ejemplares no amenazados realizarían el trabajo duro de incubar y de sacar los pollos adelante; y los escasos ejemplares de Gran Canaria se dedicarían a la producción de huevos fértiles.

En ese contexto, durante el año 2005 se capturaron en la Corona Forestal de Tenerife seis parejas de pinzón azul, sanos y jóvenes, en su segundo año calendario. Debemos agradecer aquí la colaboración prestada por el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias para resolver todas las cuestiones administrativas. Crucial resultó también la colaboración de los responsables del Parque Nacional del Teide, que facilitaron las capturas y la posterior cuarentena que debían pasar las aves. Las capturas fueron realizadas por el naturalista local Domingo Trujillo, quien, ante la imperiosa necesidad de cumplir los plazos establecidos, diseñó estrategias de captura durante el duro invierno que asolaba por entonces las nevadas cumbres tinerfeñas.

Seis parejas de la subespecie de Tenerife conformaron el núcleo inicial que sería puesto a prueba en la temporada de cría ese mismo año 2005. En su gran mayoría demostraron buen comportamiento reproductor, construyeron nido y realizaron puestas.

Esa temporada una de las dos viejas parejas de Gran Canaria del Centro de Cría de Tafira produjo un pollo. A medio criar, la hembra lo abandonaba gran parte del día para construir un nuevo nido. Ninguno de los elementos introducidos para corregir ese comportamiento resultó eficaz. Por ello el pollo, a medio emplumar, fue colocado a una de las parejas de Tenerife. La adopción fue instantánea. El pollito de Gran Canaria fue terminado de criar por la hembra de Tenerife. Con ella y su pareja el pollito aprendió a capturar invertebrados, pelar y devorar semillas de pino y buscar el agua. La experiencia fue muy positiva a la par que improvisada. El pollito ya es adulto y forma parte de nuestro nuevo núcleo reproductor de Gran Canaria.

Pero sería en la temporada 2006 cuando se lograría justificar plenamente la incorporación de las parejas de Tenerife al proyecto de cría en cautividad.

Esa temporada disponíamos en Tafira de cinco parejas reproductoras de Gran Canaria. De ellas, dos parejas eran ya viejas, con hembras de unos 8 años de vida, y las otras tres parejas eran demasiado jóvenes para criar, pues apenas acababan de cumplir un año de nacidas. Una de estas parejas, sorprendentemente, realizó una puesta con un huevo fértil; ésta fue la primera vez que pudimos observarlo en cautividad en parejas tan jóvenes. Ese huevo fértil fue colocado a una hembra de Tenerife que incubaba su propia puesta. Mientras, la pareja de Gran Canaria se afanaría en la construcción de un nuevo nido.

Por entonces, en uno de los nidos que eran estudiados por el personal investigador en la Reserva de Inagua se produjo una puesta. El nido, aunque con gran dificultad, resultaba accesible, y puesto que, tal como se había diseñado en el protocolo de colecta de puestas para este año, contábamos ya con un amplio número de nidos (siete) estudiados previamente, decidimos realizar la primera experiencia en los términos planteados en el Plan de Recuperación. Se extrae la puesta y se traslada al Centro de Cría de Tafira con máxima rapidez y cuidado. En Tafira podemos comprobar que solamente uno de los huevos es fértil y se le coloca a la misma hembra tinerfeña que ya incubaba el huevo fértil de Gran Canaria.

Días más tarde se produce la simultánea eclosión de los dos huevos adoptivos. Ambos serán criados a la perfección por la madre chicharrera. Los pollos resultaron ser dos hembras que pasarán a engrosar también nuestro joven y prometedor plantel reproductor.

Pruebas genéticas determinarán la idoneidad de los emparejamientos para conseguir la necesaria diversidad de genes.

Mientras todo esto ocurre en Tafira, en la Reserva de Inagua la pareja donante de los huevos realiza una puesta de reposición de la que nacerán dos pollos. El seguimiento de ese nido confirma que ambos llegaron a volar.

La experiencia piloto de extracción de puestas y uso de amas de cría ha funcionado. Esto abre expectativas muy interesantes para la cría de un suficiente número de pollos cada temporada. Esos pollos, en el momento óptimo tras su emancipación y tras comprobarse su estado sanitario libre de patógenos, serán reintroducidos en los lugares que resulten más apropiados tras los estudios de campo que se llevan a cabo en la actualidad.

En menos de dos años hemos conseguido crear unas herramientas para la cría en cautividad que funcionan. Además disponemos de personal entrenado que las maneja con eficacia, pues, no en vano, los cuatro pollos de Gran Canaria que nos han nacido en los últimos tres años han sobrevivido hasta la fecha, así como la casi totalidad de los nacidos de Tenerife con los que se han experimentado métodos alternativos de cría. Por ello somos optimistas de cara a conseguir que este aspecto del Plan de Recuperación del Pinzón Azul de Gran Canaria cumpla las expectativas para las que se diseñó.

La Reserva de Biosfera y el pinzón azul grancanario

Dado que el hábitat actual del pinzón azul grancanario coincide con una de las dos zonas que conforman el núcleo de la joven Reserva de Biosfera de Gran Canaria, declarada por la UNESCO el 29 de junio de 2005, la recuperación de esta preciosa ave se ha convertido en una de sus actuaciones estrella, que, sin duda, trascenderá los actuales límites, porque el pinzón azul ocupó en el pasado un área mucho más amplia que la actual, como lo atestiguan, entre otros, los testimonios de su abundante presencia en el Pinar de Tamadaba en el pasado reciente.

Se da la paradoja de que, en la Gran Canaria del siglo XXI, la masa boscosa en general, y del pinar en particular, es notablemente superior a la que existía en el pasado siglo, tanto por la extensión de la superficie ocupada por los bosques como por la calidad y cantidad de su biomasa, fruto del continuado esfuerzo en reforestación de las administraciones forestales tras la declaración del Perímetro de Repoblación Obligatoria, allá por el año 1953, donde destaca el papel jugado en todo este tiempo por el Cabildo de Gran Canaria.

Donde en fecha tan reciente como 1960 solamente se contemplaba la desnudez de un suelo desarbolado, a día de hoy contemplamos un frondoso bosque en el que, como obedeciendo a una atracción magnética, se ha instalado toda una cohorte de seres vivos propios del pinar, desde el pájaro carpintero que anuncia su presencia con un insistente tamborileo, hasta el sigiloso gavilán que caza al vuelo entre el ramaje, con la habilidad de un sorteador de obstáculos en tres dimensiones.

Estamos convencidos de que el prometedor esfuerzo que ahora estamos haciendo por recuperar el pinzón azul hará que, en fecha no muy lejana, podamos volver a contemplarlo con la abundancia de antaño y, muy probablemente, compartir las áreas de ocio del pinar con los centenares de familias que cada fin de semana disfrutan de un día de campo en las cumbres de Gran Canaria. Su presencia, de singular colorido y sencillo pero potente canto, será un nuevo referente que nos llega del pasado.

  

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